El coronavirus, las finanzas y elempleo en Uruguay.
*Por Daniel Ferrés, director de la Maestría en Finanzas de UMPE. Publicado en El País el 23 de marzo de 2020.
Si bien es demasiado temprano para saber cuál será la magnitud del
impacto del coronavirus en la actividad económica, el consumo (en
especial) y el empleo en Uruguay, sabemos que el golpe está siendo
muy duro. Desde ya, sabemos que el sector público deberá enfrentar
nuevos gastos en políticas de salud, en asistencia a poblaciones
específicas (personas en situación de calle, por ejemplo) y en seguros
de desempleo (especialmente), al tiempo que recaudará mucho
menos. También sabemos que mientras dure esta incertidumbre,
tendremos caídas en las exportaciones a otros mercados y nosotros
mismos retrasaremos el consumo de bienes durables y en categorías
como restaurantes, entretenimiento, ocio y turismo.
El escenario es muy incierto y el gobierno está anunciando
progresivamente las medidas que apuntan a proteger la salud y la
economía. Nuestro gobierno ha ido anunciando distintas baterías de
medidas que en general se pueden resumir en tres líneas: 1) mitigar la
expansión del virus (que no va a desaparecer); 2) flexibilizar el seguro
de paro, 3) dar asistencia a las empresas en forma de liquidez y de
flexibilización de algunos plazos y contratos que no podrán ser
cumplidos al pie de la letra. En tiempos de coronavirus, se debe
priorizar la salud, la supervivencia de las empresas y de las fuentes de
trabajo. Todo al mismo tiempo. Cuando esto pase un poco también se
necesitarán políticas para estimular la demanda, favoreciendo el
consumo.
Algunos datos relevantes sobre el estado de la economía: 1) bajo
crecimiento (en el último quinquenio); 2) déficit fiscal alto; 3) deuda
pública relativamente alta (65% del PBI) y 4) desempleo creciente. O
sea que el shock negativo nos llegó en tiempos que ya eran malos y
en los que tenemos relativamente poco margen de maniobra. De
todas maneras, hay algo a favor: las tasas de interés internacionales
siguen siendo bajas y han bajado aún más recientemente. Esto es
positivo y seguramente algo que tenemos que aprovechar.
El crédito, las empresas y el empleo
El shock del coronavirus es un golpe muy fuerte para nuestras
empresas que están sufriendo caídas en sus ventas y un estiramiento
en los plazos de sus cobranzas. El sector privado es uno de los
motores de la sociedad y da empleo a más de un millón de personas
en Uruguay. El empleo tiene externalidades positivas y en este sentido
también se justifica una política de apoyo especial a las empresas y a
las fuentes laborales, ante un shock como el Covid-19.
En este contexto, es clave distinguir si una empresa tiene problemas
financieros (de “corto plazo” y por la circunstancia del coronavirus) o si
tiene problemas de viabilidad estructural de su negocio (de “largo
plazo”). Hoy muchas empresas están sufriendo problemas
“financieros” porque les han caído temporariamente las ventas o
porque deben esperar mayores plazos por sus cobranzas actuales y
no tendrán la “caja” necesaria para hacer frente a sus próximos pagos.
Este es un escenario de gran estrés financiero para las empresas, que
ven que aumenta su requerimiento de “capital de trabajo” en
momentos en los que es especialmente difícil obtener financiamiento.
De todas maneras, muchas de estas empresas tienen un negocio que
es viable en el largo plazo.
El coronavirus nos ha metido en un gran laberinto para el que no
estábamos preparados como país. Mientras otros países tienen
fondos de estabilización macroeconómica que pueden ser usados en
tiempos de volatilidad, éste no es nuestro caso. Ante todas estas
dificultades, lo primero es pedir crédito. Hoy, todos los países del
mundo y todos los bloques han ido por el lado de favorecer el crédito a
sus empresas y personas. En Estados Unidos y en la Unión Europea,
la Fed y el BCE anunciaron fuertes programas de compra de deuda
corporativa para dar apoyo financiero a las empresas. En Uruguay,
contamos con el crédito que nos pueda dar el mercado (aunque en un
escenario de incertidumbre alta y de salida de capitales de los
mercados emergentes) y con los préstamos contingentes de los
organismos multilaterales (algo más de US$ 2.200 millones), que
quizás deban ser redireccionados y ampliados ahora.
El gobierno está haciendo esta labor inmensa de liderar este esfuerzo
de buscar el apoyo de los multilaterales para poder ampliar el crédito y
trasladar apoyos financieros al sector productivo y a las familias. Dos
cosas nos juegan a favor en esto: nuestro prestigio como país y como
pagadores y las tasas de interés actuales. Con “caja”, podremos salir
adelante, dar apoyo a las empresas que tienen viabilidad de largo
plazo y asegurar el pago de salarios, durante el periodo de baja
actividad. El crédito a las empresas va a canalizarse vía BROU y por
otros mecanismos como programas de garantías especialmente para
Pymes.
Creo que este apoyo al sector privado debe tener condiciones. Algo
que tenemos que pensar es si es prioritario dar apoyos especialmente
a las empresas que hoy tienen un estrés “financiero” por el Covid-19
que presumiblemente será superado en el corto o mediano plazo. Yo
creo que ese es el criterio a priorizar. Otra condición que creo que es
importante es favorecer el crédito a las empresas que se
comprometan con mantener los niveles actuales de empleo (o en un
porcentaje determinado). El aporte de liquidez del sector público al
sector privado también viene por el lado de estirar los plazos de los
pagos de impuestos. Este mecanismo también debería tener ciertas
condiciones.
El presidente Lacalle Pou y el equipo de ministros ya nos han marcado
el rumbo sobre las políticas del gobierno para las empresas y los
trabajadores ante el coronavirus. El gobierno uruguayo está buscando
el apoyo de los multilaterales para flexibilizar el seguro de paro,
favorecer el crédito a empresas y su liquidez y para asistir a las
poblaciones más vulnerables. Entiendo que el alcance y la magnitud
de estas políticas específicas podrá modificarse, a medida que
conozcamos mejor el difícil contexto en el que estamos.